Cumpleaños feliz... muy feliz - 1ª parte - Costumbres portuguesas

Hola a todos. Como ya sabéis, el pasado jueves 22 de noviembre era mi cumpleaños. 31 añitos, justamente uno menos de los que el poeta del momento, el del "porque no te callas", lleva en el cargo. Y alguno menos que los que se cumplen del asesinato de JFK a manos de Lee Harvey Osvald (esto sólo si se cree en la versión oficial). Y la verdad, que para estar a 600 kilómetros de mi casa, a 1000 kilómetros de donde residen mi familia y mis amigos y a unos 500 kilómetros de mi tierra adoptiva, no puedo tener queja de este cumpleaños, es más, creo que va a ser uno de esos que dificilmente se olvidan. En este primer artículo, os presento dos costumbres portuguesas: "o bolo" (el pastel) y la canción de cumpleaños.

Y es que el día comenzó muy bien, con felicitaciones a las 23.00 del 21 de noviembre por eso de que muchos de vosotros vivís en un horario diferente al mío. La primera fue, vía teléfono, de Sonia. Luego comenzaron a llegar por diversos medios, mail, móvil, sms, blog... y claro, también personales en el trabajo. Allí no se le pasó a nadie, y es que existe una costumbre en mi departamento que obliga al cumpleañero a llevar un pastel para la hora de la sobremesa. Esta costumbre implica dos cosas:
una: no puedes intentar ocultar la fecha de tu cumpleaños, que es una de las primeras cosas que te preguntan cuando llegas junto con tu nombre y el equipo de fútbol que te gusta. Una vez dicha, una base de datos humana (con backup también humano) almacena esta información de forma segura;
y dos: a nadie se le olvida que esa tarde toca pastel, por lo tanto a nadie se le olvida que es tu cumpleaños, y entonces es mejor que a ti no se te olvide llevarlo.

Así que llegó la hora de la comida y me fui con mis compis del Banco a celebrarlo en "La tasca del Lagarto". Lagartos son en Lisboa los seguidores del Sporting, y aunque a algún benfiquista le duele reconocerlo, es de los mejores sitios para comer cerca del Banco por poco dinero. A los que vienen esta semana a visitarme tengo intención de mostrárselo y ellos mismos podrán valorarlo. Allí mismo es donde cogimos el postre "Bolo Bolacha", que no es si no "Pastel de Galleta". Un pastel típico de Lisboa hecho con galletas maría y café, que está bueno que te cagas. A ver si consigo poneos una foto y la receta un día de estos.

Cuando llega la hora de comérselo todos los compañeros se juntan y te cantan la versión portuguesa del "Cumpleaños feliz", todo hay que decirlo, bastante más interesante que la española, caracterizada por ser corta, repetitiva e insulsa. He aquí la comparativa.
- Versión española: "cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz".
- Versión portuguesa: "Parabéns a você, Nesta data querida, Muitas felicidades, Muitos anos de vida!, Hoje é dia de festa, Cantam as nossas almas, Para o menino Alberto, Uma salva de palmas!" (y aquí todos aplauden).
No creo que sea necesaria la traducción, pero vamos, se nota la diferencia. Además este texto también permite ver porque en España el himno nacional no tiene letra. Vamos que a los que ahora se exprimen los sesos para crearla, yo creo que lo mejor es tomar una de esas de campo de futbol que diga "la la la la la al ala alla alalalaal" y punto pelota.

Pero vuelvo al tema, que me voy por los cerros de la sierra de Estrela (de Ubeda en España). Que allá estuvimos comiéndonos el pastel de galleta unos cuantos y comentando la agónica clasificación de la selección portuguesa para la eurocopa (un día os hablaré de Portugal y el fútbol). Y que se iba acabando el día y lo mejor aún estaba por llegar. Porque aunque ya había recibido cientos de llamadas, sms, mails desde todas las partes de la península y del extranjero, aún me quedaban dos, y además bien grandes, sorpresas. Una llegaba en avión esas misma noche y con 24 horas de adelanto sobre el horario previsto. Si bien, creo yo que en parte por mi cerebro atrofiado por la lectura de las historias de Sherlock Holmes, cuando se produjo no fue una sorpresa sino la culminación de un deseo. La otra, si que lo fue, y bien grande, en un restaurante a las afueras de Lisboa en forma de fondue.

Pero eso... eso será otra historia, que la dejaré para mañana.

Pd: hay una cosa en el blog que a la peña le mola mogollón: las fotos que yo pego por aquí. Como de momento no tengo fotos relacionadas con el tema, ahí van un par de fotos de Lisboa.

Podemos llamarlas "Tejados de Lisboa" y sirven para demostrar porque Lisboa es conocida como "Ciudad de las 7 colinas". Como podéis ver, las casas están en varias alturas diferentes y muestran (otro de los rasgos característicos de esta ciudad) varios y vivos colores. Esta ciudad, en días de sol, luce como ninguna. La de arriba está tomada cerca del Castillo de San Jorge. La de abajo, desde el Barrio Alto. Las dos torres que se ven pertenecen a la Catedral de Sé y al fondo, lo que se ve, es el río Tajo.

Nos leemos, y lo haremos en muy breve. Para el martes, la segunda parte de este artículo.