miércoles, 14 de mayo de 2008

La madre de todas las visitas

Se cumplen ya 15 meses y medio de mi llegada a la ciudad del fado y en este tiempo se han ido sucediendo las visitas. Mi novia, mi mujer (que son la misma salvo por el cambio en el estado civil), mi familia, los amigos, gente de paso, gente que se queda en casa, gente que se queda en hoteles… pero hace dos semanas recibí la que llamé "La madre de todas las visitas". Y es que aunque a última hora se cayeron nuestro amigos alemanes (un saludo para Andreas y Britta) y una pareja hispano-italiana o italo-española (según se vea), aún a pesar de esas ausencias, llegamos 13 personas a compartir mesa y mantel.

Llego en miércoles el grupo proveniente de Italia, y nos fuimos a cenar al Barrio Alto, opuesto al Castillo de São Jorge como se puede ver en la imagen.


Y en jueves, día internacional del trabajo (com una manifestación-rave incluida en el paseo turístico), llegó el grupo de España, que aprovechó la tarde para ver, empezando desee la Plaza del Marqués de Pombal (gracias por la foto Cristina),

parte de la Baixa lisboeta (Praça do Comerço y Cámara Municipal), el Barrio Alto y conocer un espactáculo que yo tampoco había visto, el cambio de guardia y desizamiento (?se dice así?) de la Bandera que podemos apreciar en el siguiente vídeo.


El viernes dos de mayo se fueron todos a Sintra y yo me quedé trabajando, porque oye, los portugueses no celebran el alzamiento del dos de mayo contra los franceses. Y es que tras leer algo sobre dicho episódio nacional (desde aquí recomiendo la NO LECTURA del libro-listado de fallecidos de Arturo Pérez Reverte) pues uno se imagina a los portugueses celebrando la victoria francesa más que outra cosa (?Sabíais que el Rey Español, que tomaba baños en Biarritz y dejaba a los ejércitos encerrados en los cuarteles mientras el pueblo raso se batía en armas, o lo que tuviese a mano, contra los franceses, fue quien permitió la entrada de tropas francesas en España com el objetivo de permitir la invasión de Portugal?). Después de esta chapa histórica no puedo sino mostrar el Obelisco de la Plaza de Restauradores que conmemora la Victoria de Portugal sobre España en la Guerra de la Restauración portuguesa allá por 1668.



Y el sábado tocó ver aquello que hay que ver en Lisboa. ?Y qué es lo que uno no se puede perder en Lisboa? Pues en mi modesta opinión tienes que tomar el tranvía, al que toca esperar haciendo cola…


bajarse en la Catedral de Sé para hacer esa fotografía conmemorativa de la visita a Portugal,

subir al Castillo de San Jorge deteniéndose en varios de los miradores que pueblan el camino, y contemplar la vista. ?Que cuanto tiempo se tarda? Pues depende, una mañana o 15 meses, porque yo, cada vez que subo descubro nuevos rincones o detalles...


Pero nosotros casi no teníamos tiempo y entonces tuvimos que acabar de ver aquello que uno no puede dejar sin ver en Lisboa. Con lo que cogimos otro tranvía, este ya era mas moderno, y nos fuimos admirando el paisaje...

hasta el Monasterio de los Jerónimos,


el Monumento a los descubridores

y la Torre de Belén (desde otra perspectiva).


Esto es el ABC de Lisboa. No podrás decir que has estado en Lisboa si no has visto todo esto, y aunque com este trayecto, te quedarían cosas por conocer, no podrán decirte que tu visita Lisboeta ha sido desaprovechada. Así que con el deber cumplido puedes volver a las colinas de Alfama, coger asiento com una cerveza en la mano

y ver como el Sol cae, poniéndose lentamente tras aquella pendiente donde resalta la Basílica de Estrela, el Mirador del Príncipe y las altas torres de Amoreiras, testigos del final de un día, cansado pero completo, que se puede completar cenando un pescadito en "las docas" y tomándose una copa en estos muelles situados al lado del río.


La madre de todas las visitas se acabó el domingo, ellas se fueron primero, ellos visitaron Fátima y el milagro se lo encontró el Madrid, remontando con dos goles lo que era la salvación rojilla y que nos deja aún pendientes de un partido en Santander, (ah Santander, cuantos recuerdos). A por ellos, OÉ.

martes, 6 de mayo de 2008

Descanso en Aveiro

Hola a todos después de un par de semanitas sin escribir.
Aquí seguimos, en esta nuestra Lisboa, contando los días que quedan para partir, quizás sea para volver, aunque conjugado este sentimiento por cierta melancolía y miedo, pues mi destino es aún incierto. Y aprovechamos los momentos que aún quedan en tierras lusas con excursiones como la que os cuento hoy y visitas, la más grande de todas, que os contaré en breve.

Y es que hace un par de semanitas y con motivo del cumpleaños de Sonia, el mismo día que se celebra el día del libro, nos hicimos una excursión al norte de Portugal. Necesitados de relax, pasamos tres días en un Spa (que viene a ser el témino "in" para lo que podía ser un balneario, pero sin que suene a Inserso), en lo que los portugueses llaman "La Venecia de Portugal".



El canal que se ve en la fotografía es navegable, y algunas góndolas (¿?) te dan un paseíto por la ciudad. A su lado hay un Centro Comercial (algo que también gusta mucho por aquí) donde están los grandes de la moda (Springfield, Massimo Dutti, Zara...) (inciso: ¿porqué cuando salimos al extranjero entramos en las mismas tiendas que visitamos en nuestro país? ¿acaso Zara no tiene la misma colección en todo el mundo?) y un pequeño parque. La verdad es que Aveiro no es una gran ciudad, pero si ha resultado ser un gran lugar para pasar un fin de semana.

Degustamos un Arroz de Marisco espectacular, que todavía salivo cual perro de Paulov cuando lo recuerdo, (Maxi, no me acuerdo del nombre del local, pero no me olvido de aquél arroz), nos comimos una espetada de lulas (pincho moruno de calamares) como la de la foto,
no probamos el dulce típico de la tierra, los ovos moles, hecho con muchos huevos (literal, no es interpretable y es que resulta muy muy dulce), y visitamos la Costa Nova antes de pasarnos 3 horitas de playita en pleno mes de Abril a más de 25 grados.

Y es que la Costa Nova tiene lo que se ve en las fotos, unas casitas pintadas a rayas muy monas...
























...Palmeras que vigilan un paseo, y el típico suelo portugués hecho con esas piedritas pequeñitas formando diferentes mosaicos, que cuando llueve se convierte en una pista de patinaje y que cuando no lo hace es una magnífica trampa para los tacones de las mujeres.





En fin, que antes de la madre de todas las visitas por número y mezcla cultural, pasamos unos días de relax (lo siento, no voy a sacar las fotos del jacuzzi), comiendo mucho, madrugando para hacer deporte y paseando por esta ciudad, "chiquita y apañada pero pá que quieres más".

Nos leemos en breve.



Pd: ¿Se notó mucho que lo que quería era poner las fotos de la visita y mostrar el cielo tan azul que tenemos en Portugal? Como voy a echar de menos este clima!!!!!!!!